Somos parte de una historia.
Una historia escrita con visión, con valores y pasión, que hoy siguen vivos.
Una herencia cargada de identidad, de judaísmo, de educación, de excelencia y de comunidad.
Esa herencia vive en cada rincón de Tarbut.
En cada idioma que se enseña, en cada acto que celebramos, en cada viaje que transforma. Pero no estamos acá solo para mirar hacia atrás.
Estamos para tomar esa herencia y transformarla en impulso.
En innovación, en educación de vanguardia y en excelencia académica.
En estudiantes que se convierten en protagonistas de un mundo en cambio.
Porque el futuro no se improvisa. Se construye con raíces.
Y las nuestras son profundas. Son firmes. Son vivas.
Herencia no es repetir. Es reinterpretar.
Es cuidar lo esencial y animarse a lo nuevo.
Es saber de dónde venimos para saber quiénes somos y quiénes queremos ser.
En Tarbut, el legado no es pasado.
ES HERENCIA QUE INSPIRA FUTURO.